Prejuzgando a los videojuegos, desarrolladores y autores visibles, ideas locas para Elden Ring y tristeza en la prensa
Y más sorpresitas para los que gusten del leer.
Por si no te habías enterado, Ruido regresó en formato podcast el otro día, tras varios meses de ausencia. De nuevo con mi gran amigo David Oña, las ondas de la radio volvieron a fluir en un programa que nos apetecía hacer, la premisa principal de todo esto, ¿verdad? Lo puedes escuchar al completo desde aquí.
De esa charla surgieron muchas ideas, videojuegos y otras tantas recomendaciones para 2024, pero hoy quiero quedarme con la idea del prejuzgar que mi buen compañero de batallas lanzó con acierto. Aunque prejuzgar es una acción que me parece desacertada, no puede serlo menos en el terreno de los videojuegos y en este entorno alejado del ruido que aquí celebramos.
No hay tiempo para todo, no se puede estar al día de tantas novedades, de lo que has dejado atrás, de lo retro imprescindible, de esa pequeña joya de que te recomiendan en tu podcast favorito, o ese con el que ta da la matraca tu compañero de trabajo… por eso debemos prejuzgar. Un libro no es su portada, pero si no te agrada quizás sea una buena manera de realizar una criba necesaria. Habrá portadas mejores y siempre hay tiempo para volver a ojear las descartadas.
Vivimos en la era de la sobrealimentación cultural. Aparecen más cosas de las que somos capaces de consumir, así que te animo a seguir esta recomendación. Así sigo yendo a contracorriente del todo, sumando esas ideas que tuve a principios de año -que también comento en el podcast- sobre los propósitos de Año Nuevo y mi negativa percepción ante ellos.
Valhalla y el hogar en God of War: Ragnarok, la cancelación de The Last of Us Online y convertir aficiones en (más) trabajo
Los desarrolladores comienzan a ser más visibles y eso es bueno
Me recuerdo charlando en los míticos MGPodcast sobre esto, y me sale una sonrisa cada vez que veo que se está cumpliendo. Allí siempre comentábamos que salvo algunas figuras muy concretas -y a veces ni eso-, los autores y desarrolladores de los videojuegos eran invisibles. Por norma general, todo el mundo sabe quién es Steven Spielberg o Martin Scorsese y sus películas, convirtiéndose incluso en el alimento principal del marketing; pero en videojuegos no ocurre -salvaría, quizás, a Hideo Kojima como excepción que confirma la regla-.
Y durante todos estos años ha sido en parte por nuestra culpa. Nunca se visibilizaba a los estudios o a sus cabezas pensantes. Ahora es normal que asociemos a Neil Druckmann con Naughty Dog o a Sam Lake con Remedy, y es fantástico ver que Microsoft toma esta dirección con sus Xbox Developers Direct. En la última, celebrada la semana pasada, los protagonistas fueron los videojuegos, sí, pero siempre presentando a varios miembros clave de su desarrollo como figuras relevantes. Son ellos los que contaban cómo se está haciendo su juego y qué podemos esperar de él. Y todo dentro del propio estudio, mientras les vemos trabajar.
Eso me encanta, porque humanizamos el trabajo, la cultura y esas obras que para algunos deben estar ideadas y fabricadas por robots.
Todavía queda camino en este terreno, pero ya se está andando.
Descansa en paz, amiga Micromanía
Estos días también nos hemos encontrado con la triste noticia de que Micromanía, la clásica y mítica revista de videojuegos centrada en el mundo del PC, cierra sus puertas.
Siempre es una pena cuando compañeros tienen que abandonar sus sueños, las páginas que tantas horas de trabajo e historias personales les han acompañado durante tantos años. También a nosotros. Pero es la ley que rige el mercado: si no te apoyan -sea de una forma u otra- estás condenado a caer.
Tuve la suerte de trabajar en Micromanía como colaborador hace algunos años, cuando también lo hacía en Mundogamers.
Ahora ninguna de las dos existe.
Que Elden Ring siga los pasos de God of War: Ragnarok sería genial
Me gustó este artículo de Ed Thorn en RockPaperShotGun porque comenta que le encantaría que el próximo y esperado DLC de Elden Ring sea un roguelike. Que abandone de alguna manera la esencia del juego principal para adentrarse en otros terrenos, y no puedo estar más de acuerdo.
Lo más normal con este tipo de expansiones es que se tome como referencia la experiencia otorgada por el juego principal, lo que ha vendido y lo que ha hecho ganar dinero, y ampliarlo de una forma similar. Es lo que probablemente habrá planeado FromSoftware en esta expansión porque es lo que ha hecho en el pasado con sus juegos. Pero a mí me gusta que estos DLC, sean de pago o gratuitos, sean un banco de pruebas, un coger y hacer algo diferente para proporcionar una experiencia distinta en un entorno familiar.
Ya te comenté que me había gustado mucho Valhalla, el último DLC gratuito de God of War: Ragnarok, porque ya sea por esa intención de hacer algo distinto o por las limitaciones que se encontró el estudio, se planteó una suerte de roguelike en el que la historia lineal se iba narrando en una experiencia de repetición y crecimiento al puro estilo Hades. Y es fascinante cómo se toman herramientas y mecánicas ya existentes para plantear algo puramente distinto.
Imagina que algo así llegara a través de la expansión de Elden Ring y nos encontráramos un roguelike, o estrategia en tiempo real o, la locura máxima, una narración mucho más directa y ordinaria. Dar un vuelco a lo que haces, sin salir de los límites ya establecidos. Creo que es algo que no vemos potenciado demasiado y que no es lógico ver en una secuela continuista, pero, ¿por qué no en una expansión?
Una recomendación cinéfila
Y termino recomendándote la película Yo me encargo de la cerveza, de Peter Farrelly, que tras Green Book trajo una cinta diferente y mucho más maltratada por la crítica -y el público-. No es por seguir contradiciendo a nadie, pero a mí me encantó, con un trabajo formidable de Zac Efron protagonizando la adaptación de una historia real, en la que un mamarracho se va de viaje a Vietnam para llevar cerveza a sus colegas del barrio, aquellos que están combatiendo en la guerra en 1967. Porque está bien lo de apoyar a la patria de esa forma y no hay una forma mejor de demostrárselo.
Crítica, sátira, comedia, drama y un ritmo que a mí me dejó bien satisfecho. La tienes en Apple TV.
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